Ella es la ciudad que no aparece
en las guías turísticas,
lo estrictamente necesario,
mi mayoría absoluta,
cinco segundos o tres mil años.
Ella es la puerta de salida
de mi laberinto existencial,
una victoria en inferioridad numérica,
una herida de luz en la oscuridad,
aquí y ahora, allá y pasado mañana.
Ella es la respuesta de lo
que nunca sabré,
la primera piedra y el último golpe,
hierro y barro,
la víspera y la resaca.
Ella es la indemnización de mi espera,
el fondo de reserva de mis esperanzas,
la calle que veo cada día y que recorro
como si fuera la primera vez.
Ella es...
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