viernes, 25 de noviembre de 2016

Salgamos

Salgamos de las sombras de los muros,
de nuestros nombres,
de la neblina de los espejos,
del pasado de nuestros ojos.

Salgamos de la indiferencia,
del mito del hombre,
del ruido para crear nuevos silencios,
de la dictadura de la imagen.

Salgamos como caballos salvajes y hermosos,
de la tierra fértil,
del tiempo estancado,
del luto de la humanidad.

Salgamos
de los ídolos,
de las repeticiones,
del odio,
de la intolerancia.

Salgamos del inconsciente,
de los instintos domesticados,
de las camisas de fuerza invisibles,
de la oscuridad del pensamiento.

Salgamos del hueso de la palabra,
de la carne viva del verso,
del saber para regresar a la ignorancia fundamental,
de lo hondo de la mirada.

Salgamos del molde y volvamos a ser barro,
del mar y volvamos a ser gota, para luego llover de nuevo,
de la embriaguez y volvamos al licor,
de la corteza para ofrecer el néctar.

Salgamos de lo profundo,
de las ecuaciones simples,
del vacío que esconde tu puño,
de la costra que maquilla la herida.

Salgamos de las iglesias,
dejemos de rezar y comprobemos el milagro de la vida sin dioses,
salgamos de los ataúdes de nuestros cuerpos esclavos,
de la fe del creyente y entremos a la fe de lo desconocido.

Salgamos a luchar contra los predicadores del miedo,
contra los gestores de la realidad,
contra los poderes que operan de forma anónima.

Salgamos para nutrir las raíces de la poesía
y así avanzar por un camino plural.

Belan

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