martes, 1 de agosto de 2017

Dejadme

Dejadme esperar la transición ineludible
del hombre después de su derrota
amar a pesar de que nunca seremos indemnizados por tanto odio
asumir que mis pasos fueron inútiles, que sigo en el mismo sitio.

Dejadme apartar del territorio de las palabras
de su eco inútil
regresar a la semilla del silencio
antes de hundirse en la tierra de la conciencia, de recibir el agua
que recorrerá la raíz hasta un nuevo brote.
Palabras con otra sustancia para un nuevo decir.

Dejadme recorrer poemas enteros como un caballo
salvaje recorre el último bosque a salvo de la ambición
aprender en la oscuridad una nueva manera de ver y salir del túnel de uno mismo
con la luz de lo íntimo, de lo puro.

Dejadme llegar al extremo, descubrir que existe un más allá, un espacio abierto
que habíamos ignorado ,negado, que nos espera y se ofrece
aceptar todo lo que nace del color negro, su pureza distinta a la del blanco
porque el negro también muestra, ofrece, es experiencia.

Dejadme detenerme mientras todos me pasan por un lado a toda velocidad
aferrarme a lo poco que resiste y es tan frágil al mismo tiempo
aspirar a lo inédito, a lo desconocido, aunque estemos condenados a la repetición.

Dejadme construir una caja negra en mi memoria
donde se registre todo lo que pasa en el momento de mi caída.

Dejadme contradecir a Dios y así confirmar mi existencia en una fe sin doctrinas
mirar a los ojos de los animales hasta humanizarme de nuevo
tal vez eso me salve.

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