Un poeta que trabaja en un call center
no logra escribir un poema
cuelga el teléfono y vuelve a sonar
una y otra vez hasta el infinito.
Al salir mira el calendario para ver cuántos días faltan para cobrar,
entra en su cuenta para mirar nuevamente su saldo en negativo,
llega a casa y recalienta los macarrones que sobraron al mediodía,
intenta leer y se queda dormido,
luego el frío de la madrugada lo despierta
intenta escribir un poema y se vuelve a quedar dormido.
Un poeta que trabaja en un call center
se despierta,se bebe un café intomable,
baja, abre el buzón y hay tres sobres,
los tres reclamaciones por impago,
sube, intenta escribir un poema y no puede.
Recalienta los macarrones, intenta leer un poema y lo deja por la mitad, mira su carnet, debajo de su nombre dice teleoperador,
sabe que en unas horas estará sentado recibiendo llamada tras llamada sin poder escribir un poema.
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