Qué difícil es
decir lo esencial
y soportar todo lo que callamos
esperar lo que lleva su tiempo natural
en ofrecerse sin forzarlo.
Qué difícil es abandonar la infancia
con dignidad y celebrarla sin nostalgia
estar en la frontera decisiva
y dar el paso hacia el otro lado.
Qué difícil este extraño viaje por la vida
muertos de miedo, buscando salvar nuestras almas
hasta el último momento, intentando hablar inútilmente
con dios para que nos deje un momento más a pesar de
que tuvimos todo el tiempo del mundo y lo dilapidamos.