"No quiero volver a ver el mar más nunca" dice Ibrahima.
Ella cruzó el Mediterráneo
con la doble cara y cruz de la muerte a cuestas,
en lo que seguro fue el peor viaje de su vida,
aunque pudo ser el último y ese mar se la tragara para siempre.
"No quiero volver a ver el mar más nunca" dice Ibrahima
ahora que descubrió que en la orilla no estaba la salvación.
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