Miras a una flor marchita que fue hermosa
al puñal que te clavaste por la espalda por no mirar al
presente
al niño que fuiste desengañado por el adulto que eres
al tobogán donde sentiste el primer vértigo
a los relojes sin tiempo que caían de las piñatas
al patio del recreo donde corríamos inocentemente hacia el
infinito
a los grillos que secuestrábamos en dos vasos de refresco
a la jaula vacía donde cantó un pájaro mientras sus alas
morían
a la pecera sin agua donde unos peces minúsculos enloquecían
con ese ida y vuelta infernal
al desierto que fue un bosque inmenso
al amor después del deseo, al deseo sin amor y al odio de
los que se aman
a tus padres caminar hacia el último viaje sintiendo las
turbulencias en tu cuerpo
a ese loco que separó la mente de su cuerpo y habla solo
como todos los cuerdos, pero sin vergüenza
a los primeros intentos de poemas, cursis y estúpidos pero
honestos
al espejo sin poder soportar la mirada de tu doble.
Miras a ese que eres por no haber sido
a ese que serás por no querer ser el que quieres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario